Profesionales andaluces desarrollan un método de análisis que ayuda a evaluar la afectación de las enfermedades neuromusculares 

Publicada el: 2013-05-21 12:00 | Escrito por Úrsula Palmar Gómez

| Para más información:

Profesionales del sistema sanitario público andaluz, la Universidad de Sevilla y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas han colaborado en el desarrollo de un procedimiento que facilita el diagnóstico y evalúa el grado de afectación de las enfermedades neuromusculares. El método se basa en un análisis computerizado de una muestra de tejido muscular tomada mediante una biopsia.


Para ello, los investigadores han creado una base de datos con más de 70 muestras de tejido muscular de pacientes sanos o con algún tipo de distrofia o de atrofias de origen neurológico (neurógenas), la mayoría de ellas cedidas por el Laboratorio del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Estas muestras, que prevén seguir aumentando, sirven de escala a la hora de determinar el grado de afectación de la enfermedad. A mayor número de biopsias recogidas, la cuantificación será más precisa y se podrá ampliar a otras patologías, explica Luis María Escudero, uno de los coordinadores del proyecto. Así, de la comparación de pacientes con personas sanas se puede determinar objetivamente por ordenador posibles enfermedades musculares y su grado de afectación.


Las enfermedades neuromusculares, que engloban más de 150 trastornos neurológicos crónicos, son un conjunto de enfermedades hereditarias o adquiridas caracterizadas por la atrofia y degeneración de los tejidos músculoesqueléticos que producen una debilidad muscular progresiva. En la actualidad, el neuropatólogo las detecta tras interpretar visualmente la muestra de tejido muscular del paciente tomada mediante biopsia. Hay, por tanto, un cierto nivel de subjetividad en el diagnóstico del grado de afectación de la patología, dado que no puede cuantificarse de una forma objetiva.


El nuevo método permite a los especialistas poder realizar estudios de los tejidos (estudios histológicos) comparativos para determinar también la evolución de la patología. El sistema se basa en recientes descubrimientos que demuestran la aplicabilidad de la teoría de grafos (un campo de estudio de las matemáticas y las ciencias de la computación) en la caracterización de tejidos.


Se trata, por tanto, de un paso más en la detección y el tratamiento de las patologías neurológicas crónicas, que si bien aún no ha llegado a las consultas, está protegido en el registro de la propiedad industrial e intelectual y ha sido publicado en marzo de este año en la prestigiosa revista científica BMC Medicine. No obstante, este método, según Escudero, nunca sustituirá al patólogo, aunque será de mucha ayuda, ya que le puede aportar información relevante para el diagnóstico a la vez que evalúa el grado de afectación de la enfermedad.


El método abre la puerta además a nuevos estudios en ensayos preclínicos con modelos animales, en los que se podrá cuantificar de una forma más precisa el posible grado de recuperación producido por un determinado medicamento. En la actualidad, el grupo de investigación está buscando socios industriales para la explotación de la patente y para seguir alimentando la base de datos con nuevas muestras de biopsias que permitan elevar la precisión en el diagnóstico.


Varios profesionales del Hospital Universitario Virgen del Rocío Instituto de Biomedicina de Sevilla, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Sevilla han trabajado durante dos años conjuntamente en el desarrollo de estos trabajos. En concreto, han participado la neuróloga Carmen Paradas y el neuropatólogo Eloy Rivas, del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla; las doctoras del grupo de la Facultad de Ingeniería de Telecomunicaciones de la Universidad de Sevilla Begoña Acha y Carmen Serrano, y la doctoranda Aurora Sáez, quienes han aportado su experiencia en el análisis de imagen computerizada; todos ellos, liderados por los investigadores del Instituto de Biomedicina de Sevilla Alberto Pascual y Luis María Escudero, con la ayuda de la técnico de laboratorio Adoración Montero.