Más de 3.000 pacientes se benefician cada año de la intervención social en Virgen del Rocío

Publicada el: 2007-05-11 12:00 | Escrito por Úrsula Palmar Gómez

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En muchas ocasiones las situaciones de crisis que se dan a consecuencia de una hospitalización son incontrolables por el propio paciente y su familia. La finalidad de la labor diaria del trabajador social es conseguir una buena adaptación al medio hospitalario y una correcta reinserción del paciente y / o su familia a su entorno afirma Agustina Hervás, Jefa de la Unidad de Trabajo Social de Hospitales Universitarios Virgen del Rocío. Durante 2006, su equipo, compuesto por un total de 15 trabajadores sociales, atendió a 3.450 pacientes. Las interconsultas realizadas desde otros servicios del hospital, instituciones sociales, servicios sociales comunitarios y los servicios de salud comunitarios alcanzaron la cifra de 17.733 durante el mismo periodo.


La Unidad de Trabajo Social del centro, con una trayectoria de treinta años, ha impulsado en el último año una estructura organizativa que ha permitido estrechar los lazos de colaboración y coordinación entre los trabajadores sociales del centro y los profesionales sanitarios para detectar a tiempo quién necesita intervención social y con qué gravedad. Es imprescindible que nos anticipemos a los conflictos que se dan en el núcleo familiar del enfermo, con la esperada o inesperada nueva situación. Llevamos a cabo un trabajo pro-activo. Con todo ello, ganamos tiempo y podemos actuar con inmediatez, ofreciendo mejores respuestas sociales a estas necesidades, puntualiza Hervás.


El trabajador social actúa durante la hospitalización y las situaciones que aborda son tan diversas como número de pacientes atendidos. En 2006, el 70% de los casos atendidos se consideró de riesgo social, lo que se tradujo en numerosos actos profesionales e implicación de diferentes especialistas. Determinados perfiles de pacientes hacen activar de manera prioritaria un plan de intervención y seguimiento. En ancianos, se valora si viven solos o acompañados, si padecen una enfermedad crónica que genere dependencia, si han tenido ingresos reiterados en un periodo corto de tiempo, si existen sospechas de malos tratos o abandono, etc. En mujeres, las sospechas de malos tratos y las situaciones de embarazo en toxicómanas, pacientes con VIH, con enfermedad mental y adolescentes también tienen carácter de urgencia social. En menores, se da prioridad a la sospecha de malos tratos, aunque es también muy importante el apoyo a niños con patología crónica. La población inmigrante, los adultos que han sufrido un accidente cerebrovascular o un traumatismo craneoencefálico con graves secuelas, los lesionados medulares, los pacientes con enfermedades mentales y las personas sin hogar también forman parte de este grupo de riesgo.