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Servicio de urgencias oftalmológicas

¿Qué es una urgencia oftalmológica?

Son aquellos procesos patológicos que requieren una rápida actuación para preservar la visión y/o las estructuras oculares.

Pueden constituir una urgencia oftalmológica:

  • Traumatismos: por accidentes, agresiones, durante la práctica de deportes… pueden dar lugar a lesiones de muchos tipos, siendo la más grave la perforación ocular, que requiere intervención quirúrgica urgente.
  • Quemaduras: ya sean por fuentes de calor o por salpicaduras de químicos. La primera acción que debemos llevar a cabo es lavar abundantemente el ojo con suero fisiológico, o en caso de no disponer de él, con agua.
  • Cuerpos extraños: frecuente en trabajadores del metal, de la construcción, motoristas, días de mucho viento. Con frecuencia el ojo es capaz de expulsarlos espontáneamente mediante el lagrimeo, y también se puede intentar eliminarlos lavando el ojo con suero fisiológico.
  • Queratitis, erosiones y abrasiones corneales: se pueden producir por la entrada de un cuerpo extraño, de manera accidental por un traumatismo leve, por ejemplo, con el roce de una uña o planta. También pueden aparecer sin ninguna causa mecánica, por la presencia de sequedad ocular importante.
  • Glaucoma agudo: elevación súbita de la Presión Intraocular (PIO). A diferencia de glaucoma crónico o de ángulo abierto, el glaucoma agudo se acompaña de dolor muy intenso (dolor de clavo) de un ojo que puede extenderse hacia el mismo lado de la cabeza, acompañado de malestar general con náuseas y vómitos, y posible pérdida visual brusca e intensa (ver sección de Unidad de Glaucoma). Es una forma de glaucoma poco frecuente.
  • Inflamación de los tejidos internos del ojo. Se suele acompañar de ojo rojo, dolor intenso y sensibilidad a la luz. Puede asociar también alteración o disminución de la agudeza visual (ver sección de Unidad de Uveitis). Con frecuencia de trata de una enfermedad recurrente, con episodios conocidos como brotes espaciados por periodos sin síntomas.
  • Patologías del Nervio Óptico: afectación aguda del nervio óptico por causas muy diversas (inflamación, dificultad en el riego sanguíneo, infecciones) que se caracterizan por una pérdida brusca de visión, acompañada o no de dolor.
  • Trombosis de los vasos de la retina: pérdida brusca de la visión de un ojo sin dolor. Producido por un bloqueo en el riego sanguíneo de la retina. Es más frecuente en personas con factores de riesgo (hipertensión arterial, diabetes, fibrilación auricular, colesterol, alteraciones de la coagulación).
  • Desprendimiento de Retina: la retina es la capa más interna del globo, y es un tejido nervioso modificado. Su función es recibir las imágenes y transformarlas en estímulos nerviosos que se envían al cerebro. Si la retina se separa de su localización normal el cerebro interpreta que hay una ausencia de imagen, por ello, el paciente percibe una cortina o mancha negra en una localización fija en un único ojo. Esta mancha puede aumentar de tamaño con el paso de las horas o días. La mayoría de los desprendimientos de retina se producen de manera espontánea.
  • Enfermedades de la mácula: la mácula es la región más importante de la retina, ya que es responsable de las actividades como la lectura o la conducción. Los motivos de alarma son la aparición de una mancha negra en el centro de la visión, o la distorsión de las imágenes, que aparecen onduladas.
  • Infecciones oculares graves: es importante destacar que las conjuntivitis agudas, aunque presentan síntomas muy llamativos, no constituyen una urgencia oftalmológica.
    • Heridas y úlceras corneales que se sobreinfectan. Generalmente asociadas al uso de lentes de contacto, a menudo con un mantenimiento insuficiente o una manipulación inadecuada, o a la entrada de un cuerpo extraño.
    • Virus Herpes. En la piel de los párpados aparece una erupción similar a la del herpes o “calentura” del labio (herpes simple) o la “culebrina” (herpes zoster). Puede acompañarse de dolor, intolerancia a la luz y pérdida visual.
    • Endoftalmitis: disminución de la visión de forma aguda y dolor ocular intenso y creciente, en pacientes con antecedentes de úlcera corneal, administración de fármacos intravítreos o cirugía ocular reciente.
  • Complicaciones postquirúrgicas: es necesario acudir al servicio de urgencias ante una disminución brusca de la visión, aumento de la inflamación del ojo y/o dolor intenso posterior a una cirugía ocular reciente o inyecciones intravítreas.

¿Cómo sé si estoy sufriendo una urgencia oftalmológica?

La atención en Urgencias está orientada a descartar las enfermedades potencialmente graves que requieren un tratamiento inmediato, pero no sustituyen en ningún caso a una consulta programada. La dotación de recursos y personal está orientada a este fin, no al diagnóstico, tratamiento o seguimiento de las alteraciones oculares habituales. .

Pero, ¿cómo sé si mi motivo de consulta es urgente? Os explicamos una serie se signos y síntomas de alarma por los que consultar en poco tiempo.

  • Consultar el mismo día:
    • Pérdida brusca de visión (horas o escasos días)
    • Dolor muy intenso, junto con ojo muy rojo e inflamado,
    • Visión de telón o mancha fija,
    • Disminución de la visión o dolor tras una cirugía ocular o inyección intravítrea
    • Traumatismo ocular directo
  • Tu Médico de Atención Primaria es el profesional que debe valorar si requieres acudir a una consulta reglada de oftalmología ante:
    • Escozor o picor de ojos
    • Ojos rojos enrojecidos junto con molestias o sensación de cuerpo extraño
    • Visión de manchas en forma de moscas/pelos/telaraña que se mueven y se ven desde hace meses, sin visión de relámpagos o flashes.
    • Pérdida visual de forma progresiva (meses),
    • Medición en óptica de PIO algo elevada o límite

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