Comunicado de la Sección de Cardiología Pediátrica en referencia a la vacunación frente al SARS-CoV-2 en niños de 5 a 11 años de edad:
Siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento, Consejería de Salud de Andalucía, Asociación Española de Pediatría y Sociedad Española de Cardiopatías Pediátricas, se recomienda la vacunación de todos los niños con cardiopatías congénitas de este grupo de edad, en base a los siguientes puntos:
1) Contemplar el derecho del niño a su protección individual frente a esta enfermedad que aunque en general en estas edades es leve, puede complicarse en ocasiones.
2) Conseguir y mantener espacios educativos seguros, que permitan la normalización de la escolarización y las relaciones interpersonales de los niños, con el consiguiente bienestar psicoemocional.
3) Lograr la inmunidad de grupo o de rebaño.
4) Disminuir la circulación del SARS-COV-2 y la aparición de nuevas variantes.
5) No privar a la población infantil del beneficio que aporta la vacunación, del que ya gozan los mayores de 12 años (aunque los objetivos en términos de salud sean diferentes).
En resumen, la recomendación actual de las Sociedades Científicas es vacunar a los niños con cardiopatías congénitas. Todas las vacunas aprobadas en pacientes pediátricostienen la posibilidad de evitar que los pacienteas enfermen gravemente y reducen de manera importante el riesgo de muerte por infección de Coronavirus, en todas las personas que la reciban.
A continuación compartimos algunas respuestas a preguntas frecuentes, para atender las dudas de familiares y pacientes con cardiopatías en torno a la vacunación.
Respuestas a 11 preguntas comunes sobre las vacunas COVID y el corazón de los niños
1. ¿Qué son la miocarditis y la pericarditis?
La miocarditis es la inflamación del músculo cardíaco y la pericarditis es la inflamación del revestimiento exterior del corazón. En ambos casos, el sistema inmunitario del organismo provoca la inflamación en respuesta a una infección o a otro factor desencadenante como hiperactivación del sistema inmune. Aunque hay muchas causas posibles para este tipo de inflamación, las infecciones virales como la gripe y el COVID-19 son la causa más común.
Los síntomas suelen ser dolor torácico persistente y dificultad para respirar. Otros síntomas como el corazón acelerado, los mareos o la fatiga excesiva pueden estar presentes, pero es más frecuente que estén relacionados con causas más comunes.
2. ¿Las vacunas COVID pueden afectar al corazón?
Para la mayoría de los niños, la vacuna no tendrá ningún efecto sobre su corazón. Pero las autoridades sanitarias están vigilando casos muy raros de miocarditis y pericarditis después de la vacunación.
El riesgo es bajo, ya que se observa en menos de 1 de cada 20.000 niños vacunados (e incluso con menos frecuencia en otros grupos) y los síntomas suelen aparecer entre uno y cuatro días después de la segunda dosis.
Es importante señalar que, aunque también es poco frecuente, es más probable que una infección por COVID-19 desencadene una inflamación del corazón que una vacuna.
3. ¿Qué gravedad tienen la miocarditis y la pericarditis?
La mayoría de los pacientes pediatricos con miocarditis asociada a la vacuna tienen síntomas leves como dolor en el pecho y dificultad para respirar que mejoran al cabo de unos días. A menudo se les trata con medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno y pueden ser hospitalizados para su observación, generalmente menos de tres días.
Aun así, la miocarditis puede ser grave e incluso poner en peligro la vida. Los niños que la padecen deben ser siempre seguidos por un cardiólogo para asegurarse de que el corazón se mantiene sano mientras la inflamación desaparece.
El Hospital Infantil Virgen del Rocío ha formado parte de una gran red de hospitales pediátricos que han evaluado las manifestaciones cardiovasculares en pacientes pediatricos afectos de COVID y estamos siguiendo la situación muy de cerca. Aunque seguimos aprendiendo sobre esta reacción, estamos viendo que la función cardíaca vuelve a la normalidad y no esperamos que las consecuencias a largo plazo sean habituales.
4. ¿Tienen los pacientes pediátricos un mayor riesgo de sufrir esta complicación?
Este raro acontecimiento puede ocurrir en cualquier edad o sexo, pero la mayoría de los casos se han dado en niños y jóvenes de 12 a 29 años. Incluso en el grupo de mayor riesgo, el de los chicos de 12 a 17 años, la miocarditis sólo se observa en 1 de cada 15.000 personas vacunadas.
La Consejería de Salud de Andalucía ha aprobado la administración de vacunas contra el coronavirus Covid-19 a los 625.000 menores andaluces de la franja entre 5 y 11 años de edad.
Con fecha de 09/12/21 se ha autorizado el uso de vacuna de Pfizer y se prevee que se autorice también la vacuna de Moderna. Cualquier notificación o actualización a este respecto será comunicada por la Consejería de Salud de Andalucía.
5. ¿Qué sabemos sobre la relación entre la miocarditis y la vacuna?
Muchos de los problemas médicos causados por la COVID se han relacionado con la respuesta del sistema inmunitario a la infección. Las vacunas están diseñadas para activar el sistema inmunitario y entrenarlo para que reconozca el virus o la bacteria que los científicos intentan prevenir de un modo más seguro que el sistema inmunitario responde a la infección natural. La miocarditis relacionada con las vacunas COVID de ARNm es el resultado de la respuesta del sistema inmunitario que provoca una inflamación en el corazón y sus alrededores.
6. ¿Tienen los niños con cardiopatías congénitas un mayor riesgo de sufrir este efecto secundario o peores resultados si lo experimentan?
Los niños y adultos con cardiopatías congénitas no corren mayor riesgo de padecer miocarditis debido a sus antecedentes cardíacos. Si contraen miocarditis (por cualquier causa), deberán ser seguidos de cerca por su cardiólogo.
7. ¿Tienen los niños con cardiopatías complejas un mayor riesgo de padecer enfermedades graves por COVID?
Grandes estudios de niños y adultos con cardiopatías congénitas han encontrado que la cardiopatía congénita en sí misma no es un factor de riesgo fuerte para la infección grave por COVID. Sin embargo, algunos pacientes con cardiopatías congénitas tienen otras afecciones como problemas en los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones y el sistema inmunitario que pueden aumentar el riesgo de enfermedad grave. La vacunación es especialmente importante para este grupo de pacientes.
8. ¿Hay niños con afecciones cardíacas que no deban recibir la vacuna COVID?
Las afecciones cardíacas no son generalmente una razón para evitar la vacunación. De hecho, recomendamos encarecidamente la vacunación a todos nuestros pacientes que reúnen los requisitos para que puedan estar protegidos de los mayores riesgos que conlleva una infección por COVID.
Hay pequeños grupos de pacientes que han sido operados recientemente del corazón o que están tomando medicamentos especiales que afectan al sistema inmunitario; estos pacientes deben hablar con sus cardiólogos para decidir qué es lo más adecuado para ellos.
Aunque hasta ahora los niños no han sufrido una afectación tan severa como la población adulta de la infección por COVID, la única forma de prevenir el aumento de nuevas variantes de COVID es la vacunación. Con las nuevas variantes, las hospitalizaciones pediátricas han aumentado y la infección grave por COVID es más frecuente en los niños en comparación con las variantes anteriores. Otros riesgos de la infección por COVID para los niños incluyen una enfermedad grave denominada síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C, PIMS) y síntomas persistentes de fatiga, niebla cerebral y dificultad para respirar («COVID de larga duración») que pueden afectar significativamente a la calidad de vida incluso en pacientes con infecciones leves por COVID.
Aunque el riesgo de los efectos secundarios asociados a la vacuna es real, el riesgo de la infección por COVID para los niños supera con creces los riesgos de la vacuna.
9. ¿Cómo saber si su hijo tiene miocarditis?
Si su hijo experimenta dolor en el pecho, dificultad para respirar o sensación de tener el corazón acelerado después de una infección por COVID o dentro de los cuatro o cinco días siguientes a la vacuna COVID, debe ser visto por un médico.
Se pueden realizar varias pruebas para detectar la presencia de miocarditis, como mediciones eléctricas del corazón (electrocardiograma) y análisis de sangre. En casos muy excepcionales y seleccionados se puede realizar también ecografías del corazón (ecocardiograma) y resonancia magnética del corazón. No todos los pacientes con sospecha de miocarditis necesitarán todas estas pruebas.
10. ¿Cuánto tiempo deben esperar los niños después de una miocarditis para volver a hacer deporte?
Los jóvenes deportistas deben ser evaluados por un cardiólogo y recibir el visto bueno del corazón antes de volver a practicar deportes u otras actividades físicas extraescolares. Esto suele ocurrir entre tres y seis meses después del diagnóstico de miocarditis. Una vez autorizado, los niños deben someterse a un protocolo de regreso a los juegos en el que aumentan gradualmente su actividad y hacen un seguimiento de cualquier posible síntoma.
Si experimentan dolor en el pecho, falta de aire, fatiga o palpitaciones, deben ponerse en contacto con su médico.
11. Si un niño tiene una afección cardíaca congénita compleja y es demasiado joven para ser vacunado, ¿deben las familias considerar la posibilidad de mantenerlo en casa y no acudir a la escuela o a otras actividades en las que pueda estar rodeado de personas no vacunadas durante la oleada delta?
Esta decisión es muy difícil y debe tomarse en coordinación con los médicos que conocen bien a los niños, las familias y las comunidades. Aunque proteger a los niños de las infecciones es importante, mantenerlos fuera de la escuela también afecta a su desarrollo social, emocional y académico, que son muy importantes en los resultados de salud a largo plazo.
Por ello, las recomendaciones durante el inicio de la pandemia ha sido intentar normalizar la vida de nuestros pacientes cardiopatas con similares recomendaciones a las que existían otros años durante los picos estacionales de gripe, resfriados o incluso gastroenteritis.